Billetes 2000 Guaranies

En dichos billetes se destacan las figuras, los rostros de dos maestras del Paraguay: Celsa y Adela Speratti. Estos medios de pago están confeccionados con un material, tipo plástico, de mayor resistencia.

Teniendo en cuenta que entre G. 1.000 y G. 5.000 hay un espacio muy grande, los  billetes de G. 2.000 serán un intermedio con una probable gran circulación.

El polímero es plástico, es un material que se usó en el Brasil con el billete de 10 reales, que fue conmemorativo; y actualmente se está utilizando también en Chile, México, Guatemala, Nicaragua, entre los países de la región, independientemente de otros del Asia.

La licitación para la confección de este nuevo medio de pago fue ganada por la compañía francesa Oberthur Technologies, que hace un par de semanas entregó la primera partida al Banco Central.

Los billetes de G. 2.000 no circularán vía cajeros automáticos como tampoco lo hacen los de G. 5.000 y G. 10.000. Por dichas bocas solo circulan billetes de G. 20.000, G. 50.000 y G. 100.000.

Con la puesta en vigencia de los nuevos billetes de G. 2.000, se amplío el cono monetario ante la necesidad del mercado de contar con billetes de baja denominación en papel moneda, que supla al billete de 1.000 guaraníes que ha sido reemplazado por su denominación en moneda.

Adela y Celsa Speratti

Fueron dos educadoras paraguayas de ejemplar dedicación, formadoras de generaciones de docentes.
Adela vino al mundo en 1865 en Villarrica, en plena guerra, cuando la población paraguaya seguía al ejército en retirada. Celsa nació en Luque, tres años después.

Poco es lo que se conoce sobre los orígenes de la familia. Se presume que eran hijas del coronel Espínola, muerto en Ytororó o Avaí, y de Dolores de Speratti. Como otras viudas sumidas en la profunda pobreza de la posguerra, Dolores viajó a Buenos Aires en busca de medios de sustento.Tiempos después se encontraban residiendo en Concepción del Uruguay, que en la época era un importante centro cultural. Raúl Amaral ha exhumado algunos testimonios sobre la Escuela Normal de esa ciudad, establecimiento fundado en 1873 y convertido en 1876 en Escuela Normal de Maestras.

Para la época era una avanzada casa de estudios, con un régimen de enseñanza basado en reglas que fomentaban el hábito del juicio, y del discernimiento para facilitar la espontaneidad y la sensibilidad estética. Combatía el memorismo y ejercitaba la inteligencia.

Esa disciplina permitía la libertad de expresión, mientras concedía prioridad a la práctica pedagógica, confiando en las alumnas de los cursos superiores la enseñanza de materias fundamentales y las de ejercitación.Adela, terminado su curso básico, fue incorporada como maestra en 1886 y tres años más tarde ocurría lo mismo con su hermana Celsa. Ese aprendizaje fue posible gracias a las becas otorgadas por el gobierno argentino.

La incorporación de la docente norteamericana Isabel King en el año 1885 acentuó el carácter científico y pedagógico de la enseñanza en la Escuela Normal, y posteriormente en la recién creada Escuela de Aplicación.

En 1890, el gobierno paraguayo requirió el auxilio de estas prestigiosas educacionistas, encomendándoles la instrucción pública femenina del país, siguiendo la senda de las prestigiosas educadoras Asunción Escalada y Rosa Peña de González.En marzo de 1896, durante el gobierno de Juan Bautista Egusquiza se creó la Escuela Normal de Maestras, destinándose cuarenta becas para alumnas de la institución. Ésta fue el germen de la Escuela Normal de Profesoras, fundada en atención a la solicitud de un grupo de ex – alumnas de la

Escuela de Preceptoras.
La primera directora de la Escuela Normal de Profesoras del Paraguay fue Adela Speratti. La administración del general Patricio Escobar promulgó la ley de la enseñanza primaria obligatoria. En 1897 creó el Consejo Nacional de Educación, y el 1888 dispuso la reapertura de la Escuela de Derecho y la fundación de la Universidad Nacional en 1889.

El aporte de las hermanas Speratti a la instrucción pública paraguaya fue importante. A pesar de la precariedad de medios, dieron oportunidad a un gran número de jóvenes campesinas y de la capital, a instruirse, para volcar luego sus conocimientos a las miles de niñas analfabetas que existían en el país destruido por la guerra.

Adela falleció inesperadamente en 1902, a los 37 años, en plena realización de su programa educativo. Celsa Speratti falleció ya anciana, en Asunción en 1938.

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